Parte del secreto en la elaboración de Jack Daniel’s reside en el agua del manantial de Lynchburg, en la cueva de Spring Hollow. Allí yacen tres mil litros de agua subterránea siempre a trece grados que componen, como dicen en la propia destilería, «la sangre de nuestro whiskey». Pero no es el único.
Otro de los rasgos característicos en la elaboración de Jack Daniel’s el denominado «suavizado con carbón». Una vez destilado con 70 grados, se somete el todavía no envejecido whiskey de color claro a un complejo proceso de maduración con carbón, filtrándose a través de él, gota a gota, al ritmo que dicta únicamente la gravedad. Este proceso tarda entre tres y cinco días y, una vez finalizado, el whiskey queda transformado. Porque el carbón logra en unos días lo que tarda la barrica un par de años en conseguir, en palabras del maestro destilador Jeff Arnett.
La maduración, que se lleva a cabo tras el proceso anterior, sigue también unos parámetros particulares. El tiempo que Jack Daniel’s ha de pasar en barrica solo lo determina la propia evolución y factores como son la propia barrica o el lugar donde se almacena. Así, el whiskey estará listo para se embotellado cuando su sabor lo indique, algo que determinarán los expertos catadores, que prueban cada una de las barricas en busca de los matices de sabor y carácter propios de Jack Daniel’s .